sábado, 28 de noviembre de 2009

LA HISTORIA DEL GRIAL



La leyenda del Grial en la historia de occidente ha sido uno de los grandes mitos literarios. Chrétien de Troyes es el primero que pone en juego y por escrito esta leyenda fantástica de un recipiente cargado de simbolismo y de poderes mágicos. Mucho se ha escrito y debatido con respecto a esta leyenda. Unos la asocian a una tradición puramente judeo – cristiana, en cambio otros ven ella la cristianización de una leyenda antigua de origen céltico. La obra inacabada de Chrétien de Troyes nos descubre esta leyenda sin darnos un sentido claro del Grial.

Voy a intentar bucear un poco en el simbolismo del Grial. Y en esa búsqueda utópica en el que se convierte la búsqueda del Grial por parte de los caballeros. Llamo utópica a esta búsqueda en el sentido en que los caballeros buscaban este objeto llamado Grial sin saber muy bien ni lo que era ni donde se encontraba. Es la búsqueda de un objeto de poder, mágico, con diferentes simbolismos y hasta contradictorios. El caballero convierte esta búsqueda en el centro de su aventura. Y hoy en día no podemos entender la épica caballeresca sin incluir la búsqueda del Grial como uno de sus temas favoritos. Este tema era muy atractivo para el hombre medieval pues vinculaba directamente la fuerte influencia religiosa del cristianismo y el género caballeresco que era sin lugar duda unos de los géneros predominantes en la Edad Media. Es por lo tanto un tema atractivo y fascinante dentro de la mitología medieval.

1. Etimología

Grial es la traducción del termino francés Graal. En su origen esta palabra designaba un plato ancho y profundo, un recipiente cóncavo. Para algunos, la palabra graal vendría del latín medieval cratella, que significa vaso o jarra, que designaba en francés antiguo una copa o un plato hondo. Para otros, la palabra graal o grasal designa un plato cóncavo para servir las carnes con salsa o jugo. Mario Roques ha descubierto más de cincuenta formas, todas provenientes del latín gradalis en las dialectos locales de la lengua de Oïl, como greal, greau, gruau, griau, grial, grélot, guerlaud, etc. El Languedoc ha conservado grasal ou grésal, que da lugar de gradal la palabra gardale en el sudoeste francés. Todas estas palabras designan un recipiente hondo para usos distintos. La palabra gradal era utilizada con este sentido en 1150, como lo demuestra bien Michel Roquebert. La palabra graal también se encuentra con este sentido en 1204

2. El símbolo del Grial en Perceval

El episodio del Grial es fundamental en el relato, y es la aventura más importante del caballero Perceval. La aparición de esto objeto y su misterio simbolismo representará la aparición de unos de los temas más importantes dentro de la literatura medieval. En el capitulo del castillo del Grial se nos presenta el Grial al final de una procesión de objetos misteriosos que se dirigen hacia la habitación de un noble gravemente enfermo. Lo primero que va en el cortejo es una misteriosa lanza : “ Y mientras hablaban de diversas cosas, de una cámara llegó un paje que llevaba una lanza blanca empuñada por la mitad, y pasó entre el fuego y los que estaban sentados en el lecho. Todos los que estaban allí veían la lanza blanca y el hierro blanco, y una gota de sangre salía del extremo del hierro de la lanza, y hasta la mano del paje manaba aquella gota bermeja (Percelval vs. 3190 – 3210). Según las distintas tradiciones que han intentado explicarlo, en este cortejo encabezado por la lanza que sangra, han visto orígenes diferentes a la leyenda del Grial. La tradición cristiana ha visto en esta lanza que sangra la lanza de Longinos. El culto a esta lanza esta muy enraizado en la liturgia Bizantina. Si nos remitimos a la tradición celta, “la lanza que sangra aparece como instrumento de venganza y destrucción en la literatura céltica, y Chretien afirma que destruirá el reino de Logres.” .

Lo siguiente en aparecer en el cortejo dos pajes portando candelabros: “ Mientras tanto llegaron otros dos pajes que llevaban en la mano candelabros de oro fino trabajado con nieles. Los pajes que llevaban los candelabros eran muy hermosos. En cada candelabro ardían por lo menos diez candelas.”(vs. 3200-3280). Según interpretaciones se ha querido ver en estos candelabros, los candelabros judíos que aparecían en las Sinagogas como símbolos de la presencia de Dios en la zarza ardiente del Exodo.

Por fin, aparece en la procesión de criados y doncellas el Grial: “Una doncella, hermosa, gentil y bien ataviada, que venía con los pajes, sostenía entre sus dos manos un grial. Cuando allí hubo entrado con el grial que llevaba, se derramó la claridad tan grande, que las candelas perdieron su brillo, como les ocurre a las estrellas cuando sales el sol, o la luna. Después de ésta vino otra que llevaba un plato de plata. El Grial que iba delante, era de fino oro puro; en el grial había piedras preciosas de diferentes clases, de las más ricas y de las más caras que haya en mar ni en tierra; las del grial, sin duda alguna, superaban a todas las demás piedras”(vs. 3200-3290). El termino de grial ( graal) nos refiere a una especie de plato o recipiente pero se diferencia claramente de lo que puede ser una copa. Pero en la tradición el grial se ha visto como un cáliz o copón. Éste se ha identificado con el cáliz de la última cena de Jesús y la bandeja de plata con una patena. En el relato vemos que entran los objetos en una especie de cortejo que nos puede recordar una especie de procesión religiosa pero sin sacerdotes ni religiosos.

lunes, 16 de noviembre de 2009

666 EL NÚMERO DE LA BESTIA


La creación, tuvo lugar por medio de la Palabra de Dios, cada cosa tiene un nombre que le es propio, y tiene también su número. Así Salomón escribió: “Tú, todo lo dispusiste con medida, número y peso” (Sab. 11 –20).
En el Eclesiástico, se expone la relación entre la Sabiduría y la acción de contar: “Toda la Sabiduría viene del Señor y con Él está por siempre.....El mismo la creó, la contempló, la contó y la derramó sobre todas sus obras” (Ecl. 1 – 1 y 9).
Hablando de la bestia, hace dos mil años, San Juan escribió en el libro del Apocalipsis: “A este fin, hará que todos los hombres, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, tengan una marca en su mano derecha o en sus frentes.
Y que ninguno pueda comprar o vender, sino aquel que tiene el nombre o la marca de la bestia, o el número de su nombre.
Aquí está el saber. Quien tiene inteligencia, calcule el número de la bestia, porque su número es el que forman las letras de un nombre de hombre: y el número de la bestia es seiscientos sesenta y seis” (Ap. 13-16).
Recordemos que: “El peso del oro que llegaba al rey Salomón cada año, era de seiscientos sesenta y seis talentos de oro” (I Re. 10-14).

Este número aparece vinculado al comprar y vender; al oro, la riqueza, el poder y la posesión. Se podría decir muchas cosas sobre este número, pero nos parece suficiente con unos detalles actuales:
Cada día, vemos que los productos que manejamos, tienen impreso el llamado “código de barras”. En algunos supermercados, ya no se puede comprar objetos que no lo lleven, sencillamente porque en la caja no sabrían cuanto cobrarnos.
Aquí reproducimos como ejemplo el código de un libro de texto, cada número corresponde generalmente a dos líneas que pueden ser indistintamente de tres grosores diferentes y estar más o menos separadas, pero eso no es lo que nos interesa resaltar. Si observamos con atención, vemos dos grupos de seis números encasillados en dos compartimentos enmarcados entre tres parejas de rayas finas, una en cada extremo y otra justo en el centro, y como podemos ver, dos rayas finas es la clave en barras para el número seis, por lo que aunque no aparezcan los dígitos del seis en los extremos ni en el centro, todos los códigos de barras están inscritos dentro del número seiscientos sesenta y seis.


Y eso no queda ahí, ya se oyen voces que sugieren lo beneficioso que sería para nuestra comodidad y seguridad, el tatuarnos, o introducirnos un micro-chip bajo la piel, en la palma de la mano o en la frente, con un código de barras con nuestra identificación, para con ello, y sin ningún documento, realizar transacciones económicas, identificarnos, abrir nuestra casa o nuestro coche etc... ¡Ánimo, no temáis!
Otro caso no menos inquietante, es el famoso W.W.W. que hay que marcar para adentrarse en la gran red de la araña. Puede verse en la figura correspondiente a la trascripción del alefato hebreo a letras latinas, que la sexta letra se trascribe generalmente como W. Luego WWW = 666.


El orden del alefato, como corresponde al hebreo es de derecha a izquierda.
Entendemos que alguién piense enseguida que esas tres W, corresponden a las iniciales de tres palabras inglesas que vienen al caso, también puede ser, ¿por qué no?. Pero eso no quita ni un ápice de lo que hemos dicho, nosotros no creemos en la casualidad.
Hemos conocido intentos de encontrar ese nombre de hombre cuyo valor es 666, algunos con la numeración asociada al griego antíguo, han asociado el número al emperador Nerón. Parece un número muy elevado para hacer intentos con la cábala hebrea.
En otro nivel, se podría hacer una asociación del hombre con el número 6, ya que fue creado en el sexto día. Y esos tres seises juntos, podrían entenderse como una reafirmación del hombre frente a los tres unos 111 que de algún modo es una de las manera numérica de expresar la Santísima Trinidad.
666 es también el número triangular de 36, es el resultado de sumar desde el 1 al 36. El número 36 está asociado a una vuelta completa, a cerrar un círculo, a terminar un recorrido, es como si el 666 reuniera en él todo lo acontecido desde el origen, y en este caso que se refiere a la bestia, como si reuniera en él todo lo malo (toda la ausencia de Dios) acumulada desde el origen.
Los ilusos se toman todo esto a broma.
Confiamos en la misericordia de Dios.
Semogil 16 de Noviembre del 2.009